Las jugadas del destino.
Estamos acostumbrados a que los futbolistas se lesionen jugando, en el terreno de juego. Duras entradas o complicados lances que pueden hacer que un jugador se mantenga apartado del fútbol la mayor parte de una temporada o incluso se pierda una competición importante.
Pero hay lesiones que no tienen lugar en el césped o no son causadas por jugadas del partido, si no que, podríamos decir, se deben al azar, a la casualidad, o al estar en el sitio equivocado en el momento equivocado.
Este pasado domingo, Benega, el jugador argentino del Valencia, sufrió un “accidente” mientras surtía de gasolina a su coche, olvidó poner el freno de mano y el vehículo atropelló a su pie, sufriendo una rotura de tibia y peroné, que le hará perder lo que resta de temporada.
Quién no recuerda el bote de colonia de Santiago Cañizares que le hizo perderse la Copa del Mundo de 2002.Trató de parar la caída del frasco con el pie, lo que le provocó cortarse el tendón del pie derecho.
O Carlos Busquets, por aquel entonces portero titular del Barcelona, que sufrió quemaduras de segundo grado al evitar que una plancha cayera sobre su hijo. Aunque se rumorea que pudo ser debido a un accidente de moto, medio de transporte prohibido por contrato a los jugadores del club.
Sergio Gacía, jugador del Español, que recientemente estuvo en nuestra tienda de Barcelona. Celebrando un gol se tiró de rodillas sobre el césped y en lugar de deslizarse se quedo clavado. Resultado: lesión de rodilla y baja.
Algunos como Alessandro Nesta, no pueden estar sin jugar ni un momento, si no es sobre el terreno de juego es con la PlayStation, el abuso de esta última puede causar rotura de tendón de la muñeca, un mes de baja.
Richard Wright, exportero del Everton, no llegó ni a jugar el partido para lesionarse. En pleno calentamiento, no vio el cartel de “No pisar el césped”, se tropezó y se lesionó.
El argentino Carlos Tévez, poco después de fichar por el Manchester City, tuvo un resbalón en la ducha que le provocó un esguince de tobillo.
Darren Bent, jugador del Aston Villa, se corto el tendón de una mano pelando cebollas.
Pero no solo los atropellos se deben a coches, David Batty, cuando jugaba en el Leeds se rompió el tendón de aquiles después de ser arrollado por el triciclo de su hijo.
Algunos se lo dejan todo y más en el terreno de juego, es el caso de Paulo Diogo, en la celebración de un gol subiéndose a la valla engancho su anillo de compromiso y perdió parte del dedo. Sería una premonición. . .
Está claro que las situaciones más absurdas las carga el diablo, y que un simple frasco, una videoconsola o la propia casa de los futbolistas pueden llegar a lesionar más que una entrada dura.
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